Amaba
y soñaba que me amaban,
pero
pronto comprendí que era un sueño,
pues
vi que mi amor tenía otro dueño
y
que al llegar la noche me dejaba.
Quizás
no supe demostrar con hechos
el
inmenso amor que le tenía,
y
al final llegó ese maldito día
en
el que me obsequió con su despecho.
Ni
siquiera me dio una despedida,
no
entendió que la amé con vehemencia,
pero
sabe que mi alma quedó herida.
Ahora
que es un hecho su ausencia,
aquí
estoy sin vivir, que esto no es vida,
esperando
la muerte con paciencia.
YOSOYASI
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