11 septiembre, 2020

Mi infancia en verso







Si alguien quiere conocer
detalles de mi existencia
que se preste a bien leer
estos versos con paciencia.

Nací según me han contado,
que de ello yo no he constancia,
en un pequeño poblado,
de aquí a poca distancia.

Cónchar tenía por nombre,
nombre que ya ni me suena,
pues tiempo ha que los prohombres
le pusieron Villamena.

El nacer en Villamena
más que nada fue accidente
pues allí residí apenas
unos meses solamente.

Eran años de postguerra,
años de hambre y angustia,
poco pan daba la tierra
y mucho menos la industria.

Ante tamaña escasez,
allá por el mes de mayo,
me llevaron a Jerez:
a la tierra del caballo.

Y en esta tierra tan rancia,
llena de historias de moros,
pasé mi primera infancia,
entre viñedos y toros.

Y paradójicamente,
en tiempos de represión,
yo vivía libremente
cual si fuera un gorrión.

Mas todo tiene un final,
y así, con mimos y engaños,
volví a mi tierra natal
cumplidos los cinco años.

Al cuidado de mi abuela
me pasé unos cuantos meses,
me matriculó en la escuela
pero asistí pocas veces.

Que yo de escuela pasaba,
sobre todo si el maestro
tan solo se dedicaba
a rezar el padrenuestro.

Eran tiempos de oraciones
y canciones militares,
y las mejores lecciones
se aprendían en los bares.

Por fin mi familia vino;
otra vez como al principio,
de nuevo fue mi destino
el cambiar de municipio.

Padul fue en esta ocasión
la localidad elegida,
esta vez con la ilusión
de afianzar nuestra vida.

Y digo con gratitud
y con gran convencimiento
que, aunque no soy de Padul,
cual si lo fuera me siento.

No deberá ser extraño,
pues hay que tener en cuenta
que llegué con siete años
y ya cumplí los cuarenta.

YOSOYASI