Silencio y soledad por el camino,
Silencio roto a veces por el viento,
Que, jugando con las ramas de los pinos,
Me trae un recuerdo repentino
De otro lugar y otro momento.
Ya en la cumbre silencio y libertad,
Allí el recuerdo se transforma en sueño,
Un sueño que me transporta a un mar,
A unos besos con sabor a sal,
A unos labios de los que fui dueño.
El susurro del aire en la montaña
Se asemeja al murmullo del mar,
Una melodía dulce y extraña,
Que un día, en algún lugar de España,
Sutilmente nos invitó a bailar.
Es por eso que tengo la costumbre
De, para oír la música del aire,
Subir todos los días a la cumbre,
Y a la luna pedir que nos alumbre
En esa soledad de nuestro baile
YOSOYASI
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