YO ME BAJO AQUÍ

La suerte esta vez vino de frente,
y además de la suerte el privilegio,
de venir destinado a este colegio,
para acabar aquí mis días de docente.
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Llegué aquí en el dos mil, año bisagra
(se cerraba un siglo y otro se abría)
con toda la ilusión y la alegría
de pasar aquí mi etapa más larga.
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Pero este centro con nombre de santo
es como un cementerio de elefantes,
llegamos aquí muchos enseñantes,
buscando el final de un desencanto.
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Desencanto, pena y descontento,
después de muchos años en la brecha,
vemos que sembramos y no hay cosecha;
luchamos contra molinos de viento.
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Cansado de nadar contra corriente,
arrojo la toalla convencido
de que por una vez habré elegido
la opción para mí más conveniente.
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En este inmenso tren de la enseñanza
dejo muchos compañeros de viaje,
que, aunque tengan que pagar algún peaje,
les pido que no pierdan la esperanza.
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Alcanzada por fin la última meta,
yo me bajo en la próxima estación,
con el alma repleta de emoción
y llena de recuerdos mi maleta
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YOSOYASI