02 octubre, 2008

A MIS COMPAÑEROS


Este poemilla lo hice en el año 1.991, siendo yo el maestro de primero, como homenaje a mis compañeros del colegio "VIRGEN DEL ROSARIO" de Jayena (Granada)
Empiezo esta poesía
sin ánimo de ofender,
mi intención es que se ría
el que la quiera leer.

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No quiero ser indiscreto,
ni llegaré a desvelar
de nadie ningún secreto
que se tenga que ocultar.

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Si hablo del compañero
y empleo un tono festivo
es porque lo considero
más que compañero amigo.

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Para no verme en aprietos
haré las cosas sencillas,
esta vez no haré sonetos,
ni siquiera redondillas.

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Utilizaré cuartetas,
que son estrofas sonoras
usadas por los poetas
de antes, que no de ahora.

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Y hecha la introducción
de esta forma tan atenta
vamos con la “dirección”
que a todos nos representa.

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Como es público y notorio,
ya se fue Mª Dolores
y, ahora mismo, D. Gregorio
se ocupa de sus labores.

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Del equipo directivo
me queda José Luis,
secretario muy activo,
que tiene recursos mil.

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He nombrado los primeros
al grupo de dirección;
del resto de compañeros
me ocupo a continuación.

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Empezaré por las damas,
cuestión de galantería;
las de párvulos se llaman
Mari Carmen y Ana María.
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Son dos chicas diferentes
en su forma de actuar,
pero son muy eficientes
con niños de pre-escolar.

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Y de párvulos me voy
hasta el ciclo superior,
allí Doña Nati es por hoy
lo mejor de lo mejor.

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Lo que sí tengo seguro,
lo digo porque lo sé,
es que el trabajo más duro
lo tiene Mª José.

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Pues para estar aguantando
a niños con deficiencias,
como Javi y como Armando,
¡ya hay que tener paciencia!.

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Esta mujer, sin embargo,
tiene empaque suficiente
para soportar el cargo
de lidiar con esta gente.

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Volviendo a los más pequeños,
a los del ciclo inicial;
en segundo está la “seño”,
de la que ahora voy a hablar.

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La señorita Paquita,
la más graciosa del mundo,
que se va a volver loquita
con los niños de segundo.
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Comprendo, porque es humano,
que tenga preocupaciones,
no olvidemos que en verano
se presenta a oposiciones.

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Pero tiene corazón
y es una buena estudiante,
yo tengo la convicción
de que ella saldrá adelante.

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Y si esta Paqui es buena,
otra Paqui con bemoles
es la Paqui de Jayena;
Doña Paqui Funes Moles.

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Esta dama es un lucero,
es lista y trabajadora,
empezó el ciclo en tercero
y en quinto se encuentra ahora.

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Todos salimos pitando
al acabar la faena,
y ella se queda lidiando
con la gente de Jayena.

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Con estos versos termino
lo que atañe a las señoras,
del personal masculino
me ocupo a partir de ahora.

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De Gregorio y José Luis,
como ya los nombré antes
poco tengo que decir,
seguiré con los restantes.

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Del maestro de primero,
¡qué queréis que os cuente!
que es mi mejor compañero,
eso es bastante evidente.

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Y ya solo me quedan cuatro
y acabo mi testimonio:
Don Eugenio, Don Paco,
Miguel Ángel y Don Antonio.
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Del primero no hablaré,
pues lleva aquí pocos días,
y el hablar podría ser
una imprudente osadía.
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A los demás, como es obvio,
no los pasaré por alto,
empezaré por “el novio”,
Don Miguel Ángel, de cuarto.
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Lo de novio ya por poco,
pues ya mismo se nos casa,
por eso está medio loco,
a todo el mundo le pasa.
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Por eso cuando le vemos
nervioso y meditabundo,
los demás lo comprendemos,
¡es lo más normal del mundo!.
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El siguiente compañero
es de este pueblo nativo:
Antonio Sánchez Quintero,
de todos el más activo.
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Digo activo y no os miento,
pues, por suerte o por desgracia,
sé que sin venir a cuanto,
le endosaron la gimnasia.

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Mas.... Don Antonio es experto,
tiene una gran experiencia
y, además de buen maestro,
sabe actuar con prudencia.

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Que hay que ser muy prudente
y obrar de forma serena
si queremos que esta gente
no nos eche de Jayena.
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Solo me queda, por fin,
el último compañero:
Francisco Martín Martín,
el maestro de tercero,

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Hombre también veterano
en esto del magisterio,
maestro recto y humano,
trabajador y muy serio.

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Educador ambulante,
maestro en muchas escuelas
de lugares tan distantes
como Murchas o Nigüelas.

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Si con paciencia leéis
esta especie de poesía
solo virtudes veréis;
los defectos otro día.
Y para terminar, una décima:

Ahora voy a acometer
Una terrible osadía,
Terminando la poesía
Con lo que a mi parecer
Es una estrofa de ayer,
Pero en esto del rimar
Nada me puede asombrar,
Y, aunque sea bastante extraño,
Con la décima de antaño
Voy a poner punto y final.



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yosoyasi

1 comentario:

Alada dijo...

Hola, leyendo se me ha puesto la mismita cara, que la imagen utilizada en tu anterior entrada. Sonrisa de oreja a oreja y perdiendo la compostura. Desprende este poema simpatía, compañerismo y mucha alegría. La alegría que me llevo puesta en este preciso momento del día. Jaja
Saludos.